Vientos del Pasado [2/2]

Aún seguía cansado de aquella "aventura" en el Bosque de Macalania, si se le podía considerar como tal, al menos había aprendido a no juzgar sin conocer. O eso creía. Me dirigía a Rabanasta decidido a cumplir con mi destino, pero para ser sincero, muchas dudas aún revoloteaban en mi cabeza.

<<Pasear por la pradera quizá me ayude a despejarlas, puede que recuerde los consejos del abuelo>>

Me engañaba, los consejos del abuelo los llevaba siempre presentes antes de realizar cualquier acción. El único motivo del porque me encontraba ahí era en realidad para encontrarme en el laberinto creado por mi cabeza, aunque, parece que terminé encontrando algo más...
El viento soplaba frío y suave con cierta añoranza. La noche comenzaba a desnudarse en el horizonte, el cielo tomaba tonos morados y rojizos pero algo de ese color carmesí no era parte del cielo, parecía más nacer de la pradera y abrazarse a una roca. Me acerque curioso dispuesto a penetrar en el misterio.

<<Eso.. eso no es naturaleza, no proviene de la tierra. Puede que...>>

Pensaba mientras me acercaba más y más tratando de permanecer en sigilo, imitando los pasos de la muerte: rápidos y silenciosos. O eso creía, debí examinar mejor el suelo, una rama fue a estrellarse contra mi suela generando un sonido fuera del contexto. La "hierba roja" se percato de ello, moviéndose y permitiéndome ver que era un "Hume" lo que descansaba abrazado a esa estructura de granito.

-¿Quien anda ahi?-

Se coloco en guardia y me miró fijamente.

<<¡¿Pero qué?! A pesar de la noche y de ser mi traje extraído de la misma a logrado advertir mi presencia... Que así sea pues, veamos que ocultan sus ojos, que demonios guarda su alma>>

Pienso. Anulo todo movimiento de mi cuerpo, trato de perderme, de volver a mi hogar: La ribera de la Noche Plutónica. Mientras tanto, clavo mi mirada en la suya. Es difícil averiguar lo que esconde, un muro de llamas protege la entrada a su esencia. Es una batalla entre el mar y un volcán, pero me decido:

<<Sólo permanece quieto Leonard. Se olvidará de ti. Concéntrate en aquella esencia escarlata...>>

El cielo se teñía negro y la luna, mi fiel compañera, mi sólido recuerdo de Gisela, hoy me traicionaba dirigiendo su luz hacia mí igual que un reflector.

-¿y bien? ¿que es lo que buscas?-

Escucho la voz de fuerte de la "Hierba Roja", no hay dudas de que ahora me ve y le preocupa lo que pueda hacer así como yo temo de sus acciones.

<<¿Es enserio? Primero en el bosque y luego aquí ¿Acaso la vida no quiere que pase inadvertido?>>

Pienso mientras analizo a "Hierba Roja", en sus ojos sigue esa pared de fuego. Ni siquiera puedo arriesgarme a responder su pregunta, no sin conocer sus verdaderas intenciones, no sin saber el poder que oculta tras su máscara. Pero  no hay forma de averiguarlo a menos que lo tranquilice.

<<¿Yo? ¿Tranquilizar a un guerrero desconocido? Eso no pasará...>>

Lo sé de sobra. La opción que me queda es distraerlo, puede ser peligroso pero si su alma es oscura tendré la ventaja del primer ataque y de lo contrario podre disculparme.

<<Eso espero>>

Trago saliva, siento que los segundos han sido horas. Levanto mis manos y con unos movimientos ejecuto un "Velo de Tierra" sobre él. El suelo donde yace tiembla anunciando lo que será el despegue de un pilar de roca bajo él.

El extraño sujeto se quedo nada mas mirándome aunque trate de hablar con el, acaso no me escucho o me estará ignorando, sea cual sea no me parece gracioso nada de esto, en es breve momento comenzó a moverse finalmente, pensé que primero que trataría de hablar conmigo pero al ver que usaba sus manos lo segundo que pensé es que desenvainaría su arma para luchar pero me equivoque de nuevo, alzo las manos y realizando un extraño movimiento sentí como el suelo bajo mis pies comenzaba a moverse  
-¿pero que...? ¿un temblor?-
No era un simple temblor la tierra misma reacciono ante sus movimientos y segundos después una pilar de roca se desprendió debajo de mi, reaccione rápidamente para esquivarlo pero su ataque fue mas rápido y me derribo de golpe, al menos solo resulte golpeado y no a travesado por ese pilar,"acaso controla la tierra a voluntad?" luego recordé que era un Ninja y debió utilizar alguna de sus artes Ninjas para atacarme, no se si llamarlo provocación o cobardía al atacarme de esa manera pero sabia que no se traía nada bueno al atacarme, pues bien era mi turno de responder
-uff...un segundo mas y no la cuento....-
Me puse de pie y tome mi espada firmemente estire mi mano izquierda hacia el y con la palma abierta lo mire fijamente, esta vez sera el quien caiga a no levantarse
-no se quien eres ni que te e hecho para que me atacaras pero no pienses que te saldrás con la tuya, atacando a una persona sin motivo alguno....-
Corrí hacia el con la intención de atacarlo, si una pelea es lo que quiere, eso le daré aunque no me entusiasma mucho luchar en la noche menos con alguien quien se maneja mejor así, di un salto sobre el y lo ataque con un corte vertical

Mis pupilas se dilatan, siento un cosquilleo en mis manos y ocurre. El pilar de roca nace en los pies de "Hierba Roja". Casi le atravieso con él, la forma no estaba bien lograda y fue más rápido de lo que pensé.

<<¡No! Tenía que tener tiempo de reaccionar. Necesito practicar más. ¿Ahora como sabre si es un asesino enviado por parte de "El de Mirada Demoniaca"?>>

Pienso y me reprocho. Imagino que todo ha sido arruinado y que ahora no habrá otra opción que el de enterrar un cadáver por la pradera. Y temo que ese cadáver sea el mió, sin embargo, el sujeto actúa de forma que me desconcierta. En vez de responder inmediatamente mi ataque se coloca en una extraña posición y dice:

-no se quien eres ni que te e hecho para que me atacaras pero no pienses que te saldrás con la tuya, atacando a una persona sin motivo alguno....-

Ese pequeño instante me permite volverle a mirar los rubís que tiene por ojos.

<<¡Eso es! El muro de llamas que protege su alma ha mermado un poco. Su energía se concentra en la pelea. Debo forzar un poco más. Aunque... La forma en que reaccionó ha sido rara para ser un asesino, parece más alguien fuerte defendiéndose. ¡No! No puedo confiarme. He de analizar esa esencia carmesí>>

Una vez más me engañaba, tenía razones de sobra para dejar de pelear. Pero mi cuerpo era controlado por la curiosidad y el deseo de develar el misterio. Estaba tan emocionado sintiéndome una especie de "Sherlock Holmes" que olvidé por unos instantes la realidad. Cuando reaccione, ya tenía bastante cerca al "Hume"con su acero aún más cerca de mí. Saltó con gran gracia y ejecuto un ataque vertical. Mis instintos me salvaron de esa situación, pues en medio segundo más tendría el cuerpo a la mitad. Logre sacar mi katana y colocarla horizontalmente frente a su sable, sin embargo, la fuerza del ataque fue tal que terminó derribandome. Para evitar perder la compostura, coloque mi mano libre y me recargue sobre ella al momento de la caída, lastimandola en el acto.

-¡Ahhhhg!

Solté un ligero gemido de dolor y fue la primera vez que se escucho mi voz en todo lo que llevaba el encuentro. Debido a la peligrosidad de mi situación, con el sujeto encima, tuve que recurrir un viejo y sucio truco para salvarme:
Aún con la muñeca lastimada tome tierra y pasto y se los arroje a la cara para después girar sobre mí y a unos metros de distancia incorporarme.

Lo había logrado. Había escapado de su ataque y por sus movimientos erráticos y  el como se tallaba la cara con el brazo; entendí que mi "truco" le había dejado ciego momentáneamente. Se coloco en posición de guardia.

-Cobarde, enfrentarme como es debido-

Escuché de sus labios y pensé.

<<Si piensas que eso es sucio es porque no has estado en "Barrio Bajo">>

Gisela me había enseñado que en el campo de batalla no sólo dispones de tu arma, sino de todo lo que haya en el campo, incluyéndole, para luchar. Sonreí. Lo tenía a mi merced, sin embargo. Matarle no era mi plan. De hecho, iniciar un combate con alguien de quien "desconocía" sus intenciones no era mi idea. Sólo debía verle a los ojos sin el "muro de llamas". Pero debido a la situación actual eso no me posible. Necesitaba encontrar una manera de acabar el combate.

<<¿Con palabras? No. No soy un orador. Y el sujeto no confiara en mí. ¡Debo obligarlo!>>

Tome unas cuantas piedras y comencé a arrojarlas alrededor de él, cerca y lejos mientras me movía hacía su espalda procurando que el ligero sonido de mis pasos se confundiese con el de las rocas chocando con el suelo u otros objetos, impidiendo así que supiera donde estaba por medio del oído. Cuando me encontré justo a unos metros detrás de él, corrí y me arrojé con los pies de frente hacía sus piernas para derrumbarlo. Luego me precipitaría a tratar de desarmarlo.

-¡¡Agghh...seras...!!-

Tenía a "Hierba Roja" en el suelo. Era mi oportunidad para acabar con el duelo. Con Katana en mano comencé a arrastrarme igual que una serpiente acercándome a su brazo. Más su espíritu de pelea era tan intenso como las llamas que envolvían su interior.

-¡Ugh!

Salió de mi boca acompañado de saliva. La fuerza de su patada me distancio y casi me deja sin aliento. Tratando de recuperarme, me hinque apoyándome en mi katana y él ni lento ni presuroso se reincorporaba. No podía permitirlo y pasee mi mano por todo el suelo, viendo con los dedos que me rodeaba hasta sentir una estructura sólida y deforme. Ignoraba si era una rama o más bien huesos en carroña.

-¡No tan rápido Hierba Roja!

Grité y le arrojé con dirección a su cabeza aquel objeto. Y como si hubiese sido yo ese objeto, salí disparado tras de él. Una nueva carga de adrenalina recorría mi cuerpo. Sí el proyectil fallaba, mi Katana le seguiría y estando distraído con el choque de espadas utilizaría hasta mis dientes para ganar ese combate.

<<¡Tonto! ¡No debes matarlo!>>

Una voz resonó en mi cabeza. Era verdad, sólo debía mirarle los ojos una vez más. Trate de frenar pero era demasiado tarde. Ya me abalanzaba sobre él sólo que ahora de una manera torpe, concentrándome más en hallar su mirada nuevamente que en el cruce de aceros vecino.

Había logrado alejarlo de mi con una patada pero sabia que cada segundo cantaba y no me di el tiempo de pensar, me levante y rápidamente tome mi posición defensiva, me restregaba por ultima vez los ojos el ardor había desaparecido casi por completo, mis ojos ya estaban rojos de tanto restregarme pero mi vista ya comenzaba a ser la misma, la imagen borrosa que tenia de aquel sujeto se volvía mas claro al igual que el campo de batalla"finalmente puedo ver de nuevo"los ojos aun los sentía algo llorosos por el pero ya no me incapacitaban para ver pero en el momento en que sentí una leve calma escuche final mente las primeras palabras del Ninja, al fin había dicho algo aunque esas palabras solo me causaron mas dudas "¿por que me llamo Hierba Roja?"no tuve tiempo de pensar en eso pues algo me había aventado no estaba seguro que era pero lo había rechazado fácilmente con mi espada pero en ese mismo momento lo vi abalanzándose sobre mi, por un segundo creí que estaba en serios problemas pero luego al ver la forma en que me atacaba, lo vi algo torpe en sus movimientos casi como si quisiera atacarme pero al mismo tiempo no, pero quizás esta era la oportunidad que estaba buscando para poner fin a esta batalla sin sentido, igualmente quería acabar con el pero si lo hacia no podría obtener las respuestas que busco de el, así que en ves de atacarlo con mi espada simplemente rechace la suya desviándola con mi espada y agarrándolo de sus prendas del cuello y realizando un movimiento corporal use su impulso de ataque en su contra para tirarlo al suelo y sin dudarlo coloque la punta de mi espada a centímetros de su garganta y comencé con mi interrogación
-De acuerdo amigo se acabo el juego, es momento de que hables y no trates de hacer ninguno de tus truco ya que se de lo que eres capaz, si mueves cualquier musculo no dudare en atravesarte mi espada por tu cuello-
Lo mire fijamente, no iba a permitir que se me escapara ni que tratara de hacer otro de sus trucos sucios
-Ahora, ¿quien demonios eres? y ¿por que rayos me atacaste sin razón alguna?-
Fueron mis primeras preguntas, debia optener respuestas antes de todo y esperaba que me las diera de una vez

<<¡Demonios!>>

Pensé cuando su acero se posó al filo de mi garganta. Tenía que pensar en una manera de escapar, de salvarme, pero mi cabeza se había secado. Si estuviera de pie quizá, pero no era la situación.

<<Tal vez si me acuesto completamente, lo pateo y ruedo. Pero tendré que ser muy rápido. Hay demasiado riesgo>>

No creaba conjeturas precisas sobre el como. Sin despegar la vista de se hoja corría en el laberinto de mi mente.

-De acuerdo amigo se acabo el juego, es momento de que hables y no trates de hacer ninguno de tus truco ya que se de lo que eres capaz, si mueves cualquier musculo no dudare en atravesarte mi espada por tu cuello. Ahora, ¿quien demonios eres? y ¿por que rayos me atacaste sin razón alguna?

Voltee a verlo. Me miraba fijamente. El muro de llamas de sus ojos no estaba más. Ahora podía ver su alma. Era mi oportunidad.

<<¡Eso es! Espera... ¡¿Qué?!>>
-¡Ahhh! ¡Mi cara! ¡Arde! ¡¿Qué guardas ahí Hierba Roja?! ¡¿Chiles?!

Su alma quemaba con la intensidad de mil calderas. Brillaba como la única estrella en una noche sin luna. Se abrazaba sobre si misma y como un infierno socialista, si una llama estaba débil, las demás acudían a avivarla. Fue un golpe de luz ha mi esencia de sombras. De toda la batalla era lo que más doloroso había sentido. Y sin embargo. Ese momento de crisis, el conocerlo me dio una idea. Desvié mi vista de sus ojos y con un tono sarcástico dije:

-Hierba Roja. ¿Enserio eres capaz de atacar a alguien indefenso? ¿Fallarías a tu ideal? No puedo hacer nada para responder a tu ataque ¿Romperías tu honor por una simple mala pasada? No. No lo creo. Tú estas a favor de aquellos que necesitan protección. Déjame estar de pie y hablaremos todo lo que quieras, o si lo prefieres, lucharemos, esta vez, con "honor".

Comencé a moverme muy lentamente, a tratar de incorporarme. Ahora sabía que no me dañaría. No podía. Alguien con un alma de esa intensidad no podía ser un sanguinario.

Mi monologo había sido inútil. A pesar de ver su alma no la había interpretado correctamente y mi vida estaba en una balanza sostenida por el sujeto de enfrente. Debía cuidar mis palabras, mis acciones o todo habría acabado: toda la tragedia, las perdidas, los recuerdos, los sueños rotos y las saladas lágrimas. De pronto, mi jaula se transformó en llave. Era una oportunidad.

-Haz lo que quieras. Mátame de una vez. Se me va muriendo el corazón y no hay remedio. Por más que intento no lo puedo conformar. Le pido a Dios que me ilumine desde el cielo, que la llovizna no se vuelva tempestad. Y a cambio, mis palabras se pierden con el viento. Condenado quedo. A solas me consumo en un abismo infinito de sombras. Creo que mis culpas ya he lavado con lo que tuve que llorar. Y sigo... Condenado a perder lo que quiero, a ser débil para recuperarlo y un cobarde para no acabar con mi suerte. Pero al final... Puede que en el filo de tu acero este la respuesta a mi plegaria.

Mi voz se quebraba. Llegué al limite de mi estado emocional. Mis ojos se cristalizaban y al cerrarlos para evitar que el agua se derramase ocurrió lo contrario. Comencé a hablar para mí.

-Maté a mi madre. No protegí a Gisela. Abandoné a los de Barrio Bajo. Olvidé a "Plutón". Asesiné a aquella pareja. Le fallé a mi abuelo. Perdí contra "Él" otra vez. Le fallé a aquellos del bosque. Le fallé a todos. Me fallé... ¡¿MALAS PASADAS?! ¡¿QUÉ SABES TÚ DE MALAS PASADAS?!

Al final grité a los cuatro vientos en un desahogo. Desconocía las alegrías y tragedias del Hume, pero estaba demasiado perdido en las mías como para darle importancia en ese momento.

-¡ANDA! ¡ACABA DE UNA VEZ HIERBA ROJA!

-Entonces... entonces no deberías ir en esa dirección. Y más, si no quieres verme. No deberías dejarme con vida.

Me levanté, lento, con el espíritu roto. Una vez más la vida me quería de pie.

<<Aún no piensas abandonar a tu títere favorito ¿Cierto?>>

Comencé a caminar hacia donde él mientras hablaba y el viento se agitaba.

-¿No es acaso la muerte la mejor dadora de justicia? ¿No el dolor es la moneda del pecado? Pero hay otra duda que atornilla mi cabeza más que esas. ¿No quieres verme? Acabame pues. O puede que me equivoque y ganes mucho dejándome con aliento, como aquel que se aprovecha del débil para alimentar su ego: Recuerdo mi infancia en Barrio Bajo, siendo perseguido por los más fuertes quienes al alcanzarme me propagaban una paliza, y justo antes del remate... Se detenían. Sólo para que otro día tuviesen la misma diversión. Recuerdo también algún día, mientras jugaba en las sombras, mientras me escondía del resto, escuchar a un chico prometer que nos defendería, a los débiles. Más desapareció. Ahora la vida me ha enseñado que el único que puede defenderte eres tú mismo.

Para ese entonces ya estaba a su lado, lo tome de los hombros con fuerza y le miré fijamente.

-Algún día nos reencontraremos, Hierba Roja, y la historia será distinta.

Lo solté y seguí mi trayecto a Rabanasta. Con el semblante frío y la piel aún más. Unos pasos delante de él y cada vez alejándome más.