Un Día de Vigilancia. [CERRADO]

Hoy estaba bastante aburrida, y todo se debía a que últimamente no había vivido ninguna aventura que me hiciera sudar frío, alguna de esas que te llenan de emoción, con mucho dinero, objetos y tesoros. ¡Ay!, ¡cuanto extrañaba robar algo de valor!; algo que hiciera que los ricos movieran cielo, mar y tierra por recuperar. Tendría que hacer algo pronto si no quería morir de aburrimiento.

Afuera hacia un hermoso día, con un cielo despejado y azul, así que para intentar relajarme un rato, decidí que me pasearía por el Bazaar, aquel lugar donde iba gente de todo tipo a vender y comprar. Realmente me gustaba ese lugar, ya que siempre encontraba algún objeto extraño para añadir a mi colección. Ademas, a ese lugar también iba gente muy rica y descuidada...el blanco perfecto. De esta manera me adentre por sus calles, mirando hacia todos lados, como siempre.

Iba caminando tranquilamente, hasta que vi a un soldado que conversaba con unas Vieras. - vaya, vaya! - dije para mis adentros. - si es un soldadito - ¡¡cuanto odiaba a esos tipos!!. Decían que protegían a la gente, pero solo eran un mero juguete. Con cierto enojo, seguí adelante, no quería que mi día se arruinara. Camine un poco mas allá, hasta que vi a otro Soldado que parecía estar buscando algo; era una mujer. Llevaba una cinta negra en su cabeza, la cual calzaba perfecto con su largo cabello. Algo en ella me llamo la atención, y entonces una idea empezó a crecer en mi mente. Me acercaría hacia ella con sigilo, e intentaría robarle su cinta, sin que se diera cuenta de nada.

- jeje, nunca sabrá lo que pasó - pensé, riéndome. Camine lentamente  hacia ella, estaba muy cerca de su espalda, estaba alargando mi mano, hasta que ella, súbitamente, se dio la vuelta.

rayos! rayos!, esto no podría estar saliendo peor - pensé con rabia; por un lado tenia a la Soldado, quien justo se había volteado, y ahora aparecía este desconocido. Era alto y tenia una mirada alegre, aunque en este momento lucia algo preocupado. - ¿será algún conocido de la Soldado?, no lo parecía... argg ¿que hago ahora? - mientras mi mente funcionaba a mil por hora, decidí que haría lo que me había propuesto en un principio. jejeje esto sera muy interesante. - pensé mientras imaginaba a la Soldado muy molesta. Aproveche el momento exacto en que la Soldado le empezó a contestar al desconocido para jalar una de las puntas de la cinta que quedaban al aire. Al instante en que mi mano la toco, la cinta se desenredo de su cabello, y me apresure para salir corriendo como alma que lleva el diablo de allí. Mientras escapaba intente advertir si es que el tipo desconocido o la Soldado venían tras de mi, pero no alcance a darme cuenta de nada...

Creo que al fin los perdí - me dije mirando hacia todos lados. Había corrido sin parar, y me había deslizado por muchos pasajes para que no me pudieran alcanzar.

Cuando era pequeña y mi abuelo aun vivía, el solía traerme aquí para pasear, comer helado y encontrar uno que otro lindo objeto. De esta manera empecé con mi colección de raras piezas. Realmente extrañaba demasiado a mi abuelo, el me enseñó muchas cosas. Aunque sé que no estaría contento con que fuera una ladrona, sé que hubiera entendido mis razones y me hubiera apoyado. El era lo único que tenia, y cuando se fue ciertamente lo lamente mucho, y pese a que estaba sola, no me quejaba de mi vida, si con eso podía ayudar un poco a mi pueblo.

Así que podía agradecerle a el, el conocer tan bien este lugar.

Me pare un rato, mientras mi respiración se tranquilizaba y mire al cielo.

Ok, reconozco que lo de robarle a la Soldado fue una tontería de niña, y a pesar de ya tener 22 años, no podía evitar aburrirme. Le robe su cinta solo para verla molesta, y ahora que la sostenía en mis manos pude apreciar que era muy suave y brillante y recordé cuando mi abuelo me peinaba y ponía cintas como estas en mi pelo...

Mientras estaba absorta en mis recuerdos pude escuchar unos ruidos que me devolvieron a la realidad y a la situación en la que me encontraba, y me obligue a poner todos mis sentidos en alerta...

El era el ruido que había escuchado. - Se acabaron las carreras Ladrona, es hora que devuelvas lo que has robado y enfrentes las consecuencias de tus acciones - me dijo sin mas, menospreciandome y bloqueandome el camino.

recorcholis, este tipo si que estaba con la Soldado - pensé, mientras recordaba los otros pasadizos.
Si no fuera porque puse atención a mi alrededor, el tipo casi me hubiera matado del susto...

Ahora que lo miraba bien, vestía ropas de paladín. - tsk, quien me manda a involucrarme con un paladín - pensé, enojada. Aunque no era mi culpa, ya que este tipo había salido de la nada.

Seguí inspeccionándolo, y algo capte en su mirada...algo que se me hacia extrañamente familiar. Pero decidí ignorarlo, y me concentre en alguna forma de escapar, por que si me pillaban, me iba a meter en una buena.

Note que veía mas allá de mi, y supe que la Soldado estaba en el otro extremo. Estaba en aprietos, por lo que decidí tentar mi suerte...corrí hacia el lo mas rápido que pude, y mientras el miraba a su compañera, le propine un empujón para hacerlo caer y así poder escapar. Era la única alternativa.

Había tentado demasiado a la suerte...y ahora estaba atrapada.
Pude sentir como de repente mi cuerpo ya no funcionaba a la rapidez que lo hacia normalmente. Esto debe ser obra de la Soldado - pensé frustrada. - Es una buena técnica y una que solo aprenderías en la Academia. Sentí que la Soldado me tomaba el brazo para atajarme - - Detente en nombre de la Guardia de Rabanasta, no empeores tu situación, terminarás en las mazmorras o peor aun, en la Fortaleza de  Nalbina. - la oí decir con rabia. Ahora si que había hecho enojar a esta mujer, y aunque era divertido verle esa expresión, también supe que me había pasado, ya que cuando dijo las palabras " fortaleza de Nalbina " comencé a temblar. Jamas había estado allí, y no quería que esta fuera la primera vez. Me quede un poco asombrada y abrí mi boca para contestar, pero el Paladín se dirigió hacia mi: Todos estos problemas por una cinta, ¿de verdad valía la pena? - me pregunto, mirándome con una expresión de decepción. Me sentí como una tonta, tantos problemas solo porque decidí pasarla bien un momento. Y la verdad me había quedado sin palabras.

En eso escuche al Paladín hablarle a su compañera: ¿No crees que estas exagerando un poco? ¿de verdad pensaras llevarla hasta Nalbina por robar una cinta?- . wow, eso si que no me lo esperaba - me dije sorprendida, - bueno, ya era hora de hablar

Uff. eso si que ha sido una buena corrida ¿no? - les dije tratando de suavizar el ambiente, pero ambos me miraron muy molestos.

Bueno al parecer no. Yo la verdad.... lo siento mucho   - le dije a la Soldado, devolviendo el dichoso lazo, -   solo quería divertirme un momento, no planeaba que las cosas resultaran así - continué muy arrepentida. -   así que por favor, no me lleves a la prisión de Nalbina!! - mientras pedía clemencia, me escondí detrás del chico, si exactamente como una pequeña y asustadiza niña, ya que la Soldado me puso una cara realmente de miedo.... Y aun con esa expresión de fiereza algo en ella me seguía resultando conocido, al igual que el chico...¿pero de donde?

Finalmente el jueguecito de corre que te pillo había terminado y la ladrona había sido capturada pero ahora tocaba decidir el destino que se merecía por haberle robado a una Guardia de Rabanasta, estaba de acuerdo que merecía ser castigada pero al oír a la Soldada que pensaba llevarla a Nalbina era algo que alguien que solo robo un accesorio del bazar no merecía, pero sinceramente creo que las palabras con las que pensaba la Ladrona disminuir su castigo y salvarse el pellejo no le ayudaron mucho, decir que solo era por diversión era algo que nadie se creería, aun así lo de llevarla a la peor prisión de todas era exagerado desde mi punto de vista, antes de que pudiera responder la chica se oculto detrás de mi como si fuera una pequeña niña asustadiza, "¿realmente estaba arrepentida de lo que hizo? o ¿solo es una artimaña para salirse con la suya?" aunque ya había devuelto la cinta buscaba la forma de no recibir su castigo
-hay no es cierto....-
Dije al ver la forma en que ella se oculto detrás de mi, casi llegue a sentir.....lastima por ella, luego al ver que la Soldada pensaba llevársela me pudio que me apartara del medio para que cumpliera su deber
-Un segundo, dices que debes cumplir con tu deber pero ¿acaso no se merece un justo castigo?, solo por que te robo un accesorio de cabello que debió costarte menos del 10% de tu sueldo ¿merece ir a Nalbina?-

Así es, estaba protegiendo a una ladrona, pero aun siendo ladrona también era persona que vivía y busca sobrevivir, se como se siente eso, lo se, por que también tuve que vivir así una vez, estire mis brazos para evitar que se la llevara
-Escucha, entiendo que merezca un castigo por lo que hizo, pero tu sentencia no es la justa, al igual que tu lucho por hacer que la justicia se haga pero que se haga de forma correcta y no permitiré que abuses de tu autoridad -
Mantuve mi mano en el pomo de mi espada sin desenfundar pero si pensaba sacarla si ella pretendía seguir adelante con su sentencia, esto es lo correcto lo se

La chica estaba muy molesta, su expresión de enfado no había cambiado ni un ápice mientras me daba una reprimenda. Creo que no resulto el que le haya pedido disculpas, a juzgar por lo que me dijo. Decía que debía cumplir con su deber y yo con mi castigo, pero ir a la prisión de Nalbina, era otras cosa - por favor, tiene que haber otra solución - pensé angustiada, mientras seguía aferrada al Paladín.
También se dirigió hacia el, casi en actitud amenazante y le pidió que se apartara.
Muy grande fue mi desconcierto cuando el paladín, en vez de alejarse, como pensé que haría, la enfrento, defendiéndome y alegando que ella no estaba haciendo un buen uso de su sentido de justicia.
¿¿¡¡pero que esta pasando aquí!!?? y ¿¿¡¡porque este hombre salia en mi defensa!!?? pensé, mientras los miraba. Aunque estaba anonadada, también me sentía muy agradecida de que me estuviera cubriendo. Lo hubiera abrazado, pero no era la ocasión adecuada.

Así ambos se quedaron mirando con sus manos en la empuñadura de sus armas.

Como no quería que se pusieran a pelear, o peor que se mataran, decidí salir de detrás del chico e intervenir: vamos chicos, seguro que hay alguna otra solución para esto - dije, tratando de sonar lo mas humilde que pudiera. Pero ambos tenían un extraño brillo en sus miradas.

Los dos me ignoraron por completo, me sentí muy estúpida ahí parada, y ellos hablando de su honor y su deber. Cuando de pronto el chico mencionó su nombre y parte de su infancia, algo hizo click en mi mente...Yo lo conocía... ese nombre...lo había escuchado antes...
Yo había crecido junto a los chicos del barrio bajo, con ellos íbamos de aquí para allá, haciendo pillerias y haciendo enojar a la gente. Pero muchos se iban a buscar un mejor futuro, algo que los hiciera salir de aquella pobreza, de aquella realidad. Quizás este chico era uno de ellos.

Ya no sabia que pensar, realmente había metido la pata, pero ahora debía enfrentar el problema, aunque no quería pasar seis meses encerrada. Amaba demasiado mi libertad y el poder ver el cielo todos los días, que francamente enloquecería si me confinaban. Y enfrentarme a los jueces...ni pensarlo, ellos eran corruptos y no les importaba nada.

Mire de nuevo a la chica y luego al Paladín, ambos estaban bien parados y firmes. Debía acabar con este asunto pronto.

Raziel - me dirigí hacia el chico. -  Muchas gracias por tu ayuda, no esperaba que pudieras darme una mano...la verdad, no recuerdo mucho, pero nosotros... puede que nos conozcamos...creo . Así que espero verte de nuevo - termine de hablarle y acerque mi mano a la suya.

Muy bien - ahora hable en dirección a la Soldado. - me entrego, si con eso ustedes van a dejar de mirarse como si fueran a matarse. - le dije a la chica, mientras me acercaba lentamente hacia ella.

Si era la única salida que había, enfrentaría la consecuencia de mis actos con la frente en alto.