Noche de Recuerdos [ Raziel / Mandel ]

Me encontraba en los Montes Yaschas, un lugar bastante peligroso, pero muy lejano. Todo estaba lleno de arena, pero aun así existía bastante vegetación. Era la primera vez que me encontraba en este lugar, y no dejaba de mirar a todos lados, como una niña curiosa.
El sol se alzaba sin temor, por lo que hacia demasiado calor, y yo solo quería un poco de agua y de sombra. Después de algunos minutos de caminar, encontré un gran árbol, bajo el cual me refugie sin dudarlo.
El trayecto para llegar allí había sido, sin duda alguna, bastante tedioso. Tuve que pasar por muchos obstáculos, sin contar con las bestias salvajes que se encontraban en el camino Sin embargo, debía reconocer que era un gran lugar para escapar.
Sentada bajo la ansiada sombra, pensé en los acontecimientos que habían ocurrido.
La Soldado debía estar cabreadisima. Solo esperaba que no estuviera planeando una venganza, o peor aun, reuniendo a sus compañeros para buscar a una forajida.
En ese instante recordé que no estaba sola, así que me dirigí al chico que me acompañaba, al paladín que me había salvado el pescuezo, y que me había traído hasta este lugar.

bien pues....aquí estamos... - solté, sin saber muy bien que decirle.

Me quede mirando al chico puesto que lucia realmente agotado, y mientras se sentaba, se estiro y soltó un bostezo. Ignoraba de donde conocía el Paladín este lugar tan apartado y mientras nos relajábamos un poco me dijo que lo mejor era mantenernos alejados de Rabanasta por un tiempo, hasta que se calmaran los ánimos y puesto que yo le había devuelto el objeto a la Soldado, dudaba que nos persiguiera. Lo mejor era tomarse las cosas con calma, relajarnos y buscar un techo.
Si, estaba muy de acuerdo con el. Sinceramente, me sentía un poco confundida, hace solo unos días estaba en la ciudad y ahora estaba demasiado lejos de mi hogar. Tampoco sabia a donde íbamos a ir parar, o como iban a resultar las cosas, eran muchas cosas para pensar. Lo que si tenia claro es que si teníamos que buscar un techo, ya que, pronto se haría de noche, y era mejor que las bestias no nos pillaran desprevenidos.
Mientras pensaba estas cosas, el chico se levanto, se sacudió la tierra de las palmas, y me estiro su mano, para ayudar a levantarme.

Sonreí internamente, quizás esta también seria una buena aventura. Esa que estaba buscando desde hace algún tiempo, y mejor si era con algo de compañía.

Le tome la mano al chico y me levante. - Vamos - le dije - sera mejor que nos movamos rápido, ademas, aun hay mucho por conversar.

Deje que el Paladín me guiara. El conocía ese lugar, así que avanzamos rápidamente, aunque las bestias del lugar eran muy fuertes y peligrosas, pudimos salir airosos. Ya estaba anocheciendo y eso fue casi como una bendición, ya que el sol nos estaba matando de calor y sed. Por lo menos el lugar no era sol tierra, así que pude disfrutar del paisaje un poco.
Los últimos minutos los caminamos en silencio, y pude relajarme más. Soplaba un poco de viento, así que camine un poco mas lento para sentirlo en mi cara.

Nos habíamos internado casi en lo profundo de los montes, y después de andar un poco mas allá, pude divisar a lo lejos una casa pequeña.
Pude oír que el chico me decía que habíamos llegado, y me sentí aliviada. La verdad es que ya no daba más, estaba muy cansada.
Ahora que la miraba de cerca, era mas bien una pequeña choza, pero eso era lo de menos, teníamos un lugar para descansar y refugiarnos.

Cuando entramos, pude ver que había signos de que alguien había estado viviendo allí. Había restos de un fuego, y también hamacas de lona, una mesa en el centro, y el suelo...bueno el suela era tierra, pero aun así, seguía siendo mejor que nada. Tampoco me quejaba, ya que nunca había tenido grandes lujos, el lugar me parecía perfecto.

Mire a mi compañero y vi que observaba todo el lugar con expresión de nostalgia. De pronto me dijo que ese había sido su hogar por 5 años y me contó como conocía este sitio y sus alrededores. Lo escuche con atención, era una historia interesante.

- cinco años, es mucho tiempo - le dije - ¿porque dejaste Rabanasta? - le pregunte, poniéndome cómoda.

5 años, 5 largos años desde que deje Rabanasta y vine aquí en busca de hacer mas fuerte,, respire profundamente al aire del lugar recordando así cada día que pase aquí, mire a la chica que se había asombrado al escucharme decir eso y quería saber por que había dejado mi hogar, sentí curiosidad en sus palabras así que decidí contarle, 
-pues bien, te contare, siéntate en lo que prendo el fuego-
Me acerque a la fogata la cual aun estaba fresca, de la buena madera que no se consume tan rápido y usando unas chascas para hacer una chispas y prender el fuego, unos cuantos golpes y las chiscas saltaban y en un cosas de segundos se prendió una llama la cual iluminaba toda la choza, en el techo bajo la fogata estaba hueco por donde salia el humo así no había problemas de que se quedara adentro, tras prender el fuego me acerque a la chica y me apoye en la mesa mirando el techo, cerrando los ojos y dejando que mis recuerdos invadieran mis ojos
-Abandone Rabanasta para hacerme mas...fuerte...-
Mis palabras sonaron profundas pero dolorosas en mi, el recuerdo, la razón de mi viaje todo era algo que no quería recordar pero debía hacerlo para mantener mi objetivo
-Vine hasta los Montes Yachas en busca de un maestro que me enseñara a combatir, por que quería proteger a la gente que apreciaba-
Mire a la chica a quien me recordaba a una chica de los barrio bajos pero por algo no se no la recuerdo bien
-Ahora que lo pienso, te dije mi nombre en Rabanasta pero no me has dicho el tuyo-

El chico me pidió que me sentara, así que con gusto lo hice. Me acomode lo mejor que pude, y el chico prendió la fogata rápidamente y con mucha habilidad. Se notaba que estaba acostumbrado a hacerlo. El calor del fuego inundo el lugar, haciéndolo muy confortable. Era un alivio que el humo escapara por el techo, si no el lugar seria un asco. El ambiente se volvió cálido, casi había olvidado como era eso. Pero ahora podían relajarse finalmente.

Vi como el Paladín se acerco y se acomodo el también.
Había algo en la mirada del chico, que me hacia sentir preocupada. Al parecer el chico también tenia un pasado triste. No me gustaba verle esa expresión. En Rabanasta se había mostrado alegre y decidido, y verlo así, me inquietaba ligeramente. Trate de no pensar en eso, y me dispuse a escucharlo. No me sorprendió que dijera que su razón de haberse ido era la hacerse mas fuerte. Muchos lo hacían, casi la mayoría. De hecho yo misma lo había pensado, pero si quería saber mas sobre mis padres, debía quedarme un poco mas en esa ciudad.
Aunque era una razón más que noble, ya que el quería proteger a los que amaba...
-Este chico es muy valiente al parecer  - pensé mientras lo miraba de reojo. Había que serlo si se tomaba esa decisión tan importante y que fuera en beneficio de otros. Y recordé cuando un tiempo atrás, me había ayudado a escapar. Esa conducta en un Paladín me sorprendió, pero ahora creo que lo entendía un poco.

De pronto, sentí que me miraba y me preguntaba por mi nombre.

Claro! es cierto, tu nombre es Raziel....lamento no haberme presentado antes. Me llamo Mandel, y es un placer. Vivo en el barrio bajo, nací y crecí ahí. - le dije estirando mi mano y sonriendole.

El chico se me hacia cada vez mas conocido, asi que force a mi mente a recordar de donde.

Esa era una pregunta que escuchaba a menudo...No me gustaba inspirar lástima, pero quizás Raziel había escuchado algo. Nunca se sabe, por lo que decidí responderle con sinceridad.

Veras, mis padres murieron cuando yo era apenas un bebe, mi abuelo me crió, pero jamas supe como habían muerto, se lo pregunte a mi abuelo, pero el nunca quiso decirme nada...Decidí quedarme aquí para investigar acerca de ellos, quiero saber quienes fueron, y que fue lo que realmente les sucedió - le respondí mirando hacia el suelo.

No sabia absolutamente nada de ellos, y solo poseía una vieja foto...Ni siquiera sabia si habían tenido un accidente, o peor... quizás los habían asesinado.
Me sentía intranquila, por las noches no podía dormir, y tenia sueños extraños o pesadillas...Me sentía vacía, no sabiendo quien era realmente. Pero iba a averiguarlo, aunque se me fuera la vida en ello.

Mire a Raziel. El era un Paladín ahora, había salido de la ciudad para hacerse mas fuerte y le había ido muy bien.

- Raziel, cuéntame mas de ti, ¿que hacías cuando eras pequeño? - le pregunte esperanzada. Quizás habíamos sido compañeros de juegos, o de aventuras, quizás solíamos correr por las tardes, buscando con que entretenernos... Todas esas cosas me traían recuerdos muy amenos, y esperaba que de verdad nos conociéramos, tal vez así no me sentiría tan sola en este mundo.

Al escuchar el relato de Mandel me sentí un poco mal, quizás no debí preguntar, mire a hacia otro lado apoyando mis manos en el suelo, tenia una buena razón para quedarse hay, realmente esas cosas son las que no te dejan dormir en la noche, saber quienes fueron y que les paso a tus padres, yo conocí a los míos pero ellos murieron también aunque a diferencia sabia quienes eran y que les paso
-lo...lo siento-
Sentí que debía disculparme, le hice recordar algo doloroso y me sentí mal por ello, realmente Mandel tenia buenas razones ademas de haber perdido a sus padres debía saber quienes eran, me sentiría igual si estuviera en su lugar, la mire de nuevo y me di cuenta que también me miraba, ahora era ella quien quería saber sobre mi, pensar en el pasado ahora me hacia sentir raro aunque era a lo único a lo que me aferraba, suspire al escuchar su pregunta y mire hacia el techo mientras le hablaba
-Pues...tal vez suene increíble pero al igual que tu de peñero era un ladron en los barrios bajos de Rabanasta, lo hacia junto a otro grupo de niños que estaban solos, pasábamos por el bazar para robar fruta en los puestos o dinero a la gente adinerada o a los guardias, pero de igual manera había gente en los barrios que se aprovechaba de nuestro esfuerzo para quitarnos lo que habíamos robado...irónico ¿no crees?-
Seguí mirando el techo recordando las cosas que pasaban en ese lugar, no era el mejor lugar para vivir pero era nuestro hogar y había que valorar lo que teníamos
-esa fue la razón por la que me fui de Rabanasta, para ayudar a la gente de quienes se aprovechen y de quienes no se pueden defender-

Raziel se disculpo, parece que lo había incomodado un poco con mi historia. Pero el no tenia la culpa de nada. Era un buen chico.
Me hablo de cuando era pequeño, y para mi fue obvio que nos conocíamos, aunque no lo recordáramos. De pequeña hacia las mismas travesuras que el, por lo que sonreí mientras me contaba sus recuerdos. Si, eran agradables, pero cada uno siguió con su vida. Yo seguía haciendo lo de pequeña, pero ya no eran jugarretas, ahora era en serio.

Mientras hablaba mi mente divago un poco, miles de recuerdos estaban ahora en mi cabeza y parecía como si hubieran sido ayer.
Es hermoso ser niño y disfrutar esa inocencia, sin problemas mayores, ni dudas, ni miedos de gente mayor. Había sido una linda etapa y daba gracias a mi abuelo, por haberme mostrado el amor y el afecto. Pero deseaba saber sobre mis padres...y sobre yo misma.

No tienes que disculparte, al contrario, lamento si te aburrí con mi historia. me disculpe, mientras lo miraba, -  dijiste que este había sido tu hogar por cinco años, que hacías acá? - le pregunte. Quería saber como había sido su vida fuera de la ciudad.